lunes, 21 de septiembre de 2009

Con 659 títulos comenzó la temporada literaria francesa

La escritora granadina Laura Fernández-Montesinos. En busca de la traducción al francés de su novela "La Leyenda Ibera de Aníbal". Foto: El Sol de México

Frédéric Beigbeder. En busca del éxito que no llega. Foto: El Sol de México

Comunidad y cultura
Con 659 títulos comenzó la temporada literaria francesa

Organización Editorial Mexicana
20 de septiembre de 2009
Carlos Siula / Corresponsal
París, Francia.- La regularidad metronómica de Amélie Nothomb, una escandalosa novela del excéntrico Frédéric Beigbeder y el duelo entre dos fabricantes de best sellers -Marc Levy y Guillaume Musso- dominan este año ese acontecimiento típicamente francés que se conoce como la rentrée litteraire.Esa cita que se produce regularmente cada mes de septiembre tiene una importancia capital porque sanciona el fin del verano y marca el comienzo de la temporada cultural, que alcanza su punto culminante en noviembre con la entrega de los premios literarios.Este año, los estantes de las librerías quedaron sepultados bajo un alud de 659 novelas (430 títulos franceses y 229 extranjeros). Para responder a esa oferta, habría que leer dos libros por día durante todo un año. Pero ese volumen, que representa apenas 15 por ciento de la producción total anual, no incluye los ensayos, los volúmenes de lujo y la literatura especializada. La inusitada cantidad de novedades que saldrá a la venta en los próximos tres meses representa de todos modos una fuerte disminución con respecto a los dos últimos años. La overdosis de títulos alcanzó su punto crítico en 2006 con un récord de 727 volúmenes de ficción.Aunque ese aluvión de novedades amenaza con saturar al público, sobre todo en estas épocas de crisis, los editores persisten en agrupar el tiro en este periodo porque la rentrée representa 17 por ciento del volumen anual de facturación. Las otras dos fases de gran venta son las fiestas de fin de año y el Día de la Madre.Un lanzamiento en la rentrée no es, necesariamente, garantía de éxito: Sobre los 10 autores más vendidos en 2008, sólo Amélie Nothomb y Bernard Werber habían publicado un nuevo libro en septiembre, según un estudio realizado por el instituto de estudios GFK."El mercado es mucho más receptivo a la salida de un best-seller, como ocurrió en 2004 en Francia con El Código da Vinci, que a la llegada masiva de novedades", reconoce Céline Fédou, responsable de la sección Libros del instituto GFK.Con 63 mil 601 novedades publicadas en 2008, según la revista Livres Hebdo, la industria editorial francesa goza de buena salud. Entre ventas de libros y comercialización de derechos, el sector facturó 4 mil 200 millones de dólares en 2007, según las últimas cifras disponibles en la Comisión Nacional del Libro.A pesar de la crisis, de las mentiras que cuentan los editores y de las lágrimas que derraman en el ministerio de Cultura para obtener más subvenciones, en 2008 la industria editorial francesa mantuvo casi intactos sus niveles de venta: apenas sufrió un leve retroceso de 0.7 por ciento en relación al anterior, según reveló un estudio del instituto Ipsos. Para 2009, incluso, las primeras estadísticas de 2009 muestran un crecimiento de 4.6 por ciento en el primer semestre.Ese inesperado crecimiento se debe sobre todo a la vitalidad del sector juvenil. La ausencia de Harry Potter fue compensada por Twilight. La trilogía de la norteamericana Stephenie Meyer impulsó las ventas del nicho juvenil en 26 por ciento entre enero y julio. Pero la literatura no tiene por qué sonrojarse: sólo retrocedió 0.6 por ciento en ese periodo.Cuando no es por una razón es por otra, pero lo cierto es que la novela sigue siendo la columna vertebral de la industria editorial: los 100 títulos más vendidos en literatura general representaron 40 por ciento del total de ventas en 2008. Esta vez, sin grandes best-sellers, el mercado de ficción se mantuvo gracias a un puñado de autores exitosos que oscilaron entre 600 mil y 1.5 millones de ejemplares (ver recuadro). Algunos de esos títulos -como La elegancia del erizo, de Muriel Barbery- vivieron una segunda juventud gracias a la versión cinematográfica del libro. Otros, como la trilogía Milenio, del sueco Stieg Larsson, se beneficiaron con el éxito de la película.La voluminosa producción de este año parece sugerir, de todos modos, que la austeridad general que reina en Europa no intimidó a la industria editorial francesa, que conserva su confianza en el interés de los lectores. La prueba más notoria es tal vez el caso de Le Voyage d'hiver, de Amélie Nothomb, que salió con una tirada inicial de 200 mil ejemplares. Esta aristócrata belga de lengua francesa, que nació hace 42 años en Japón, produce con la regularidad de un metrónomo: desde que debutó en 1999 con Hygiène de l'assassin, publica un libro por año, que Albin Michel edita siempre en la rentrée.Esa cita regular con sus lectores le permite mantenerse en el top ten de ventas y soñar con obtener por fin el codiciado Premio Goncourt que se le escurre entre los dedos desde hace 11 años.Con 200 mil ejemplares también saldrá Jeu de l'ange (El juego del ángel), de Carlos Ruiz Zafón, un catalán que vive en Los Ángeles desde 1993.La otra excepción notable es el último libro del controvertido Frédéric Beigbeder. Editions Grasset decidió comenzar con una tirada de 88 mil ejemplares para aprovechar la repercusión que tuvo -en la vida real- el episodio autobiográfico que relata esa novela: Un roman français es la historia de la detención de Beigbeder en enero de 2008 por consumo de drogas en la vía pública. Tratándose de cualquier otro protagonista, ese episodio hubiera quedado olvidado al cabo de 48 horas. Pero el escritor, miembro de una poderosa familia y con una extensa red de amigos en el poder, decidió convertir ese caso en un escándalo, acusando al fiscal de París, Jean-Claude Marin, de abuso de poder por haber prolongado sin razón su detención preventiva.En cuanto al resto de la producción, las editoriales adoptaron una actitud de extrema prudencia. Este año sólo habrá 10 títulos que saldrán con una primera edición de 50 mil ejemplares, contra 15 en 2008. Pero el resto de la producción llegará a las librerías con lanzamientos más prudentes."Una rentrée en Francia jamás es mediocre, asegura el crítico Pierre Assouline, porque siempre queda alguna pepita en la superficie del tamiz". Pero en 2009 el horizonte no es precisamente diáfano. Por lo pronto, no hay libros que suscitan pasiones o tormentas, ni la intriga que provocan manuscritos que permanecen en secreto hasta último momento ni anticipos millonarios a cuenta de derechos de autor. Tampoco hay gigantes en pugna por el Goncourt o por algunos de los otros galardones que, a veces, cobran el aspecto de auténticos premios consuelo. La última batalla épica, entre un David y un Goliat, se produjo en 2005. Ese año, François Weyergans, subestimado por los críticos, le arrebató la gloria a Michel Houellebecq, que había publicado La posibilidad de una isla como una formalidad para recibir el Goncourt. Gracias a ese premio, en marzo pasado Weyergans tuvo el honor de entrar a la Academia Francesa nada menos que para ocupar el sillón que quedó vacante con la muerte de Alain Robbe-Grillet.Lo único que no falta este año es la avalancha de rumores que precede puntualmente la temporada de premios. Los susurros que circulan de mesa en mesa entre el Café de Flore y Les Deux Magots, en el corazón de Saint-Germain-des-Prés, son por lo general insidiosos, frecuentemente calumniosos y rara vez certeros, pero jamás desinteresados. Las tertulias que reúnen a editores, escritores, jurados y pretendientes al éxito en esos dos templos de la cultura de París tienen una apariencia cándida, pero cada frase contiene tanta ponzoña como un frasco de veneno.Cada comentario, afilado como una daga florentina, llega en pocas horas hasta el primer piso del restaurante Drouant. En esa catedral de la literatura, ubicado a dos pasos de la Ópera, a partir de septiembre se reúne los 10 miembros del jurado que en noviembre entrega el Goncourt.Este año, ya hay quienes dan por seguro el triunfo de Trois femmes puissantes (Gallimard), escrito por Marie NDiaye. Otorgarle el premio a esa escritora hija de un africano permitiría a la Academia Goncourt darse un barniz políticamente correcto. Marie NDiaye ya ganó en 2001 el Premio Femina con Rosie Carpe. Otro serio candidato es Laurent Mauvignier, autor de Des hommes (Minuit), mientras que la gran incógnita es Un roman français (Grasset) de Frédéric Beigbeder, bien recibido por el público, pero detestado por la crítica. Pero los rumores también mencionan a Véronique Ovaldé y Thierry Hesse, ambos editados por L'Olivier, Bernard Chapuis y Jean-Marc Parisis, dos esperanzas de Stock, y Eric Holder (Seuil).En ese juego de adivinanzas el nombre del editor es fundamental porque permite adivinar el peso que tiene el trabajo de lobbying que realizan las grandes casas editoriales para convencer a los jurados.A diferencia de otros premios, el ganador del Goncourt sólo recibe un cheque de 10 euros, pero se asegura una venta mínima de 200 mil ejemplares, una cifra que también es interesante para el editor.El verdadero match, sin embargo, se juega en otra categoría entre Marc Levy (48 años) y Guillaume Musso (35). Con su nuevo libro, Le premier jour (El primer día), Levy no aspira al Goncourt. Respaldado por 17 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, le exigió a Robert Laffont salir con una tirada de 500 mil ejemplares. Su intuición no lo engañó: en pocas semanas, esa novela que mezcla amor y aventuras metafísicas se ubicó en primer lugar de la lista de ventas.Su competidor en esa escalada es Guillaume Musso, un profesor de Economía, que abandonó los claustros universitarios para dedicarse a la literatura: con cinco libros publicados por XO en cinco años, acumuló 5 millones de ejemplares en 30 idiomas. Su última novela, Que serais-je sans toi? (¿Qué sería sin ti?), agotó 500 mil ejemplares en dos meses."Comparado con Levy, (Musso) parece Víctor Hugo", comentó Grégoire Leménager en las columnas del semanario Le Nouvel Observateur.Musso demostró su potencial al convertirse en el autor más vendido en los Relais H, esa red de librerías instaladas en las estaciones (gares) de tren de Francia. Esa categoría fue inaugurVada por Guy des Cars, a quien sus adversarios habían bautizado Guy des Gares.Los herederos de ese autor de novelas rosa tienen más oficio y menos escrúpulos. Por eso el enfrentamiento es tan reñido, aunque ya se sabe el final. Pero no se puede contar... para no matar el suspenso.LOS RITUALES EDITORIALES FRANCESESLa industria editorial francesa tiene rituales, reglas propias, estilos de trabajo y modus operandi que la distinguen del resto del mundo. Para comprender su funcionamiento, es preciso conocer algunos datos clave:* Cada editor recibe un promedio de mil 300 manuscritos por año. El récord lo tiene naturalmente Gallimard -la mayor empresa del país- con más de 8 mil propuestas. 98 por ciento de esos envíos espontáneos no serán jamás publicados.* Las grandes editoriales publican por lo menos una novedad por semana. Esa regla vale para las 100 mayores empresas del sector.* A menos que olfateen un best seller potencial, las editoriales limitan la apuesta con un autor novel de ficción a mil ejemplares.* Gracias a las nuevas tecnologías digitales u offset, que permiten impresiones a mínima, los pequeños editores exploran el mercado con tiradas de 300 ejemplares.* La tirada promedio de una novela en Francia es de 8 mil 691 ejemplares, según el Centro Nacional del Libro.* Con 5 mil ejemplares vendidos, un editor intenta una segunda edición. Una novela empieza a ser considerada mini best seller a partir de 10 mil ejemplares.* Salvo los títulos de buena venta, la "vida" de una novela en librería oscila de tres a ocho semanas.* Sobre un total de 486 millones de volúmenes impresos cada año, 130 millones de ejemplares terminan en el pilón (el sistema de destrucción de libros).

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