Tercer informe, uno más

TERCER INFORME, UNO MÁS

Laura Fdez-Montesinos Salamanca

Fueron diez los puntos que Felipe Calderón propuso en el tercer informe de Gobierno. Pero en ninguno se cambió el discurso repetitivo y falto de veracidad de anteriores presidentes e informes. Algunos puntos son en sí mismos, casi una burla. Los analizamos a continuación.

El primero se refiere a la necesidad de frenar la miseria en un país con más de la mitad de la población en la pobreza, y la mitad de ésta, en la pobreza extrema. Lo reciclable de éste asunto, es que México se detenta mundialmente con seis millonarios del más alto nivel internacional, que gestionan las empresas monopólicas libres de impuestos: Telcel, Bachocco, Televisa, Tv. Azteca, entre otras. Lo que significa que el reparto sigue y seguirá estando como siempre lo ha estado, pues estas empresas, principal apoyo de Felipe Calderón, seguirán sin pagar impuestos, y porque además, existe un gran estrato social de clase media y baja, para cubrir estas necesidades: IVA a alimentos y medicinas, lo que incrementa la base fiscal, pero afecta a las clases más desfavorecidas. El Sr. Calderón solicita para ello un esfuerzo de todos. Desgraciadamente vemos que el esfuerzo no será de todos, sino de los de siempre. Sus sueldos no son parte de ese clima de austeridad que exige para el resto, su gabinete permanece sin restricciones ni economías. Las estratosféricas cantidades que se destinan a partidos políticos y fines electorales, sigue su aumento y además, los anuncios de los “logros” de la presidencia, siguen radiándose y televisándose a costos enormes. ¿Dónde está entonces la austeridad que pregona? ¿Quiénes son realmente los que van a pagar los platos rotos? Porque esos anuncios no salen de sus bolsillos, sino de los de los todos.

El “freno” a la pobreza, uno de los puntos levemente tratados, curiosamente también va a frenar el empleo: dos por ciento añadido al impuesto sobre nómina. Lo que da mucho qué pensar es cómo hacerlo si se siguen poniendo cortapisas a las empresas pequeñas y medianas para contratar personal. Este sistema, además, dará lugar a una nueva escalada de precios, pues el aumento de impuestos obliga al aumento del precio final del bien o servicio.

Segundo punto: cobertura universal de la salud para acceder a todos los rangos sociales. Para ello, y para alcanzar las zonas más alejadas de los centros urbanos, se propone la denominada “Caravana de la salud”. Lo que no dice es si será una caravana itinerante. También se argumenta que el Seguro Popular llega ya a diez millones de personas, de ellos, un millón son indígenas.

Este tema es peliagudo justamente por lo que se mencionó: la salud es rubro fundamental para suavizar la pobreza. Sin embargo, ni en el seguro social al que acuden clases medias y bajas, existe atención de calidad, con frecuencia faltan medicinas, los turnos de los médicos de guardia son agotadores, lo cual a su vez deriva en negligencias que se ocultan o se minimizan. Y el Seguro Popular no es ningún paracaídas. Se cobran cincuenta pesos por consulta, la atención con frecuencia es pésima, no hay medicamentos para todos los padecimientos, en ocasiones ni siquiera vacunas. Y cuando los hay son de tan mala calidad, que es preferible comprarlos. ¡Cuántas personas de escasos recursos no mendigan trescientos pesos para la medicina de una niña con cáncer! Los centros de salud están muy mal atendidos y muy mal equipados. Y no hay visos de cambiar, mientras la reforma no sea veraz, contundente y eficaz, dedicando los millones que se gastan en armamento, desfiles militares con ostentosas muestras de pericia de pilotos de aviones que gastan millones en el combustible para sus acrobacias de un día 16 de sep., y los adornos de un quince, que salen además, del erario público, y los impuestos que evaden las compañías mencionadas.

Cuando en el cementerio de Tehuipango, la comunidad más pobre del Estado de Veracruz, dejen de enterrarse más bebés que adultos, el gobierno tendrá credibilidad. Mientras exista en México una sola mujer que muera durante el parto por falta de atención, ningún informe será fidedigno.
El tercer punto: La educación de calidad, es una burla maquiavélica. Aludir a educación de calidad con un sindicato secuestrado por una señora que gasta los recursos en regalar camionetas de setecientos mil pesos, es vergonzoso. La Sra. Gordillo sigue ejerciendo la presidencia, mientras se recorta el presupuesto para las universidades públicas de todo el país. ¡No hay más palabras, pero sí mucha indignación! Se recorta el presupuesto en cultura, sinónimo de educación. Los contenidos de los libros de texto de los niños de primaria son de ínfima calidad. Se presume de que ya no se venden plazas, que ahora los profesores lo son por oposición, para que sean los mejores y más preparados. Si bien esto es cierto, también lo es el amiguismo que sigue existiendo en las instituciones públicas, además, una vez con la plaza asegurada, muchos de ellos no ofrecen la calidad garantizada, prefieren dedicar ese tiempo a otras cosas.

Los exámenes enlace dejan sin cubrir áreas fundamentales en otros países. Se ha eliminado del plan de estudios de bachillerato la historia y la filosofía, justamente lo que nos hace pensar. Que la retroalimentación a los profesores es una farsa en pos de cumplir metas sin comprobar la eficacia de las mismas, pues siguen teniendo faltas de ortografía, entre otros muchos defectos. Los niños que van a la escuela sin desayunar podrán tener los mejores profesores, pero de nada les sirve. Y esto no es una puerta abierta para eliminar la pobreza, como dice en el informe, sino palabras sin fondo. ¿Es esto calidad de educación? Para los afortunados que pueden mandar a sus hijos a estudiar al extranjero, puede que sí. El resto, el pueblo desafortunado, seguirá ignorante para que los sucesivos gobiernos puedan seguir aprovechando su incultura en las urnas y cajas fuertes.

Las becas, las ayudas para útiles, son burdas mediocridades. No hay becas para estos mencionados niños indígenas que acuden con el estómago vacío a la escuela, porque lógicamente su rendimiento es ínfimo. Con frecuencia las gestionan y las ganan aquellos que están mejor informados, habitantes de ciudades, clases medias con buenos promedios, pero no llegan a quienes realmente las necesitan. Exactamente igual que la cobertura médica.

Las ayudas para útiles en todo el país, es otro indignante relleno sanitario a cielo abierto. Las razones son varias: 1.- porque no son los útiles que les requiere la escuela. En su esfuerzo por “beneficiar” a los niños que lo “necesitan” el gobierno malgasta sin planeación alguna, en materiales que no sirven. Éstos útiles terminan en manos de los profesores, directivos, o de los padres de familia, para darles “alguna utilidad”.
2.- La mayoría de las veces esos útiles llegan varios días después de iniciadas las clases, cuando

ya se han comprado los que solicitan de la escuela.

Siguen siendo medidas sin control, que no palian las necesidades, y que además suponen un gasto completamente inútil. Es éste justamente el caso para entregar bono canjeable por materiales, y además, a familias realmente necesitadas, lo cual no ha estado contemplado en el informe, por supuesto. En ocasiones las escuelas no saben ni a quienes entregarles estos beneficios. Y con frecuencia terminan en manos de quienes no lo necesitan. Los más marginados no suelen llegar a la escuela.

El cuarto y no menos peliagudo punto, se refiere a las finanzas públicas. El Sr. Calderón tiene razón cuando dice que es preciso contar con finanzas fuertes. Pero su estrategia es absurda: impuestos. ¿Cómo puede un pueblo con hambre pagar más impuestos? ¿Cómo pueden subirse los impuestos a las medicinas más caras del mundo? Cuando sin embargo, empresas con inmensas ganancias como Gruma sí lo tiene, además de contar con subsidios que les rechazan a otras más modestas. Con ello, afirma, se amplía la base tributaria. Cierto, pero se exonera, una vez más, a grandes consorcios monopólicos, amistades por cierto, presentes en el evento.

Muy relacionado con el aspecto de las finanzas, y metiéndonos de lleno en el angustioso problema de la crisis económica, hay que mencionar que el apoyo al campo se redujo nuevamente. Esto trae consecuencias aún más fatales de las que ya se estaban viviendo. El campo ya estaba abandonado hasta antes de Calderón. La falta de ayuda, la escalada de los precios, los combustibles caros, provocan que sea más productivo talar árboles que aprovechar el suelo. En las comunidades indígenas ya no se siembra, se depreda. Arrancar plantas para vender es más redituable que sembrarlas y esperar a que crezcan. De modo absurdo, los granos básicos se importan por miles de toneladas, para un pueblo que tiene campo para producirlo. Sin embargo, hay un escueto, elástico y marginal plan “Estrategia Nacional de Cambio Climático” que consiste en sembrar arbolitos y el pago por servicios ambientales. Recicladoras de aguas, las muy anti-ecológicas presas para contener las inundaciones y algunos proyectos de construcción más. Nada referente al río Lerma, al Lago de Chapala, a los espacios que se pierden por desertificación a consecuencia de la explotación no sustentable de agua, como Cuatro Ciénagas, entre muchísimas más, y protección a las amenazadas reservas de la biosfera.

Finalmente, y para terminar por falta de espacio, no de puntos que analizar, un cabo bien atado del Sr. Calderón.

…”Para una economía fuerte, es necesario fortalecer las telecomunicaciones, pues son detonante de desarrollo”…

Es difícil dar en la clave para explicar esta frase, puesto que como telecomunicaciones no entendemos simplemente la radio, la prensa libre, el Internet, sino la televisión, con todo lo que ésta implica en un país sobresaturado de televisión basura, y además, manipulada por el gobierno, que bombardea continuamente con spots en los que se auto-alaban. ¿Dónde está entonces la autocrítica? Parece más complacencia que búsqueda de soluciones.

Hay que tener en cuenta que el Sr. Calderón hablaba para la bolsa de valores, los grandes consorcios financieros, las catedrales del viejo mundo y los rascacielos, no para las pirámides y templos indígenas.